Consultanos por compras fuera de la Argentina y forma de pago a VentasNinaPezEdiciones@gmail.com
Se trata de un libro que nos viene a decir que la poesía es una fuerza de la naturaleza que viene del fondo de la infancia y que no está ahí para sostener ninguna estructura, está ahí para quebrarlas todas y construir su propia relación con el cuerpo y el lenguaje.
Jakubowicz escribe acerca del origen, de los dolores y la belleza del origen, y en sus textos lo denso, lo grave de la historia personal se torna leve, levanta vuelo, milagrosamente diáfano, liberado de los pesos que lo anclan a la búsqueda de un sentido único, cristalizado, que se revela inútil (e innecesario). Sus poemas se asientan en un principio innegociable: la primacía de la belleza y la fantasía por sobre la racionalidad y lo real.
Bajo la arena que me pisa los pies me pisa
el árbol de astucias frutales
pensamientos y la luna
llena su barriga de luz robada hasta
quebrar el plenilunio. Todo
se descompone. Las llaves
no abren no cierran los pasos
no van no vuelven las niñas
no lloran no juegan el lápiz
no escribe pero tampoco calla
su trazo invisible
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Se trata de un libro que nos viene a decir que la poesía es una fuerza de la naturaleza que viene del fondo de la infancia y que no está ahí para sostener ninguna estructura, está ahí para quebrarlas todas y construir su propia relación con el cuerpo y el lenguaje.
Jakubowicz escribe acerca del origen, de los dolores y la belleza del origen, y en sus textos lo denso, lo grave de la historia personal se torna leve, levanta vuelo, milagrosamente diáfano, liberado de los pesos que lo anclan a la búsqueda de un sentido único, cristalizado, que se revela inútil (e innecesario). Sus poemas se asientan en un principio innegociable: la primacía de la belleza y la fantasía por sobre la racionalidad y lo real.
Bajo la arena que me pisa los pies me pisa
el árbol de astucias frutales
pensamientos y la luna
llena su barriga de luz robada hasta
quebrar el plenilunio. Todo
se descompone. Las llaves
no abren no cierran los pasos
no van no vuelven las niñas
no lloran no juegan el lápiz
no escribe pero tampoco calla
su trazo invisible