Consultanos por compras fuera de la Argentina y forma de pago a VentasNinaPezEdiciones@gmail.com
Poemas ordinarios para los tiempos modernos es el reflejo de un poeta que, desde la mirada del detalle y la sensibilidad, recoge aspectos de la cotidianidad que parecen pasar desapercibidos en este mundo en constante cambio y vorágine. Lo que contiene este libro son descargas de verdades, franquezas del poeta siendo individuo, reconociéndose ante la adversidad y lo que lo atribula. La voz sincera, la poesía sencilla y la descripción a través de las metáforas cuidadas logran, desde el texto, desconectar al lector de lo digital y volver a sentirse humano, presentirse parte de un cúmulo más grande, mirar a los lados y reconocerse en el otro.
Cuando los vientos atacan y el frío parece que nunca tendrá
piedad, encender el calefón parece un reto. Encender el
calefón te digo, hay que encender todo, mientras las manos
te tiemblan y el revoloteo del viento choca contra la
persiana. Vos me mirás desde la puerta con tu mejor cara de
piedad y me decís ¿Pudiste? Y yo te miro resignado porque
nunca entendí las formas del fuego. Hay que encender el
calefón todas las mañanas o esperar que el frío haga lo suyo.
Consultanos por compras fuera de la Argentina y forma de pago a VentasNinaPezEdiciones@gmail.com
Poemas ordinarios para los tiempos modernos es el reflejo de un poeta que, desde la mirada del detalle y la sensibilidad, recoge aspectos de la cotidianidad que parecen pasar desapercibidos en este mundo en constante cambio y vorágine. Lo que contiene este libro son descargas de verdades, franquezas del poeta siendo individuo, reconociéndose ante la adversidad y lo que lo atribula. La voz sincera, la poesía sencilla y la descripción a través de las metáforas cuidadas logran, desde el texto, desconectar al lector de lo digital y volver a sentirse humano, presentirse parte de un cúmulo más grande, mirar a los lados y reconocerse en el otro.
Cuando los vientos atacan y el frío parece que nunca tendrá
piedad, encender el calefón parece un reto. Encender el
calefón te digo, hay que encender todo, mientras las manos
te tiemblan y el revoloteo del viento choca contra la
persiana. Vos me mirás desde la puerta con tu mejor cara de
piedad y me decís ¿Pudiste? Y yo te miro resignado porque
nunca entendí las formas del fuego. Hay que encender el
calefón todas las mañanas o esperar que el frío haga lo suyo.