Consultanos por compras fuera de la Argentina y forma de pago a VentasNinaPezEdiciones@gmail.com
Los personajes que habitan estos relatos poseen un fuego interior que los impulsa a atravesar el más difícil de los caminos en la búsqueda de sus sueños: el del auto-conocimiento. Un Profesor que se vuelve pescador, un pollo que se pregunta por qué tiene alas y no puede volar, un ratón que sueña con la luna. Estos son algunos de los protagonistas de las aventuras que J. Medina nos brinda en El Pez Mágico y otras parábolas. Colmado de belleza, escrito con inteligencia, con una prosa poética honesta y sencilla que despertará entusiasmo e inspiración en el lector que se acerque a estas historias para pasar un buen rato.
La lluvia en su cara lo despertó,
abrió la boca para beber de esa agua fresca
y sintió la agradable sensación de renovarse.
“Hasta los monos se caen de los árboles”, sonó la voz de su padre en su cabeza.
Mientras estuvo desmayado
soñó algún recuerdo y ahora esas palabras venían a su mente.
Se incorporó con dificultad
y miró hacia las varas, pero la tormenta se hacía más fuerte
y no le permitía visibilidad.
Quiso caminar hacia ellas sujetándose de las barandillas
cuando sintió que una sacudida brusca del barco
lo tumbó al piso.
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Los personajes que habitan estos relatos poseen un fuego interior que los impulsa a atravesar el más difícil de los caminos en la búsqueda de sus sueños: el del auto-conocimiento. Un Profesor que se vuelve pescador, un pollo que se pregunta por qué tiene alas y no puede volar, un ratón que sueña con la luna. Estos son algunos de los protagonistas de las aventuras que J. Medina nos brinda en El Pez Mágico y otras parábolas. Colmado de belleza, escrito con inteligencia, con una prosa poética honesta y sencilla que despertará entusiasmo e inspiración en el lector que se acerque a estas historias para pasar un buen rato.
La lluvia en su cara lo despertó,
abrió la boca para beber de esa agua fresca
y sintió la agradable sensación de renovarse.
“Hasta los monos se caen de los árboles”, sonó la voz de su padre en su cabeza.
Mientras estuvo desmayado
soñó algún recuerdo y ahora esas palabras venían a su mente.
Se incorporó con dificultad
y miró hacia las varas, pero la tormenta se hacía más fuerte
y no le permitía visibilidad.
Quiso caminar hacia ellas sujetándose de las barandillas
cuando sintió que una sacudida brusca del barco
lo tumbó al piso.