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    Nadia es fotógrafa. Regresa a casa de su madre, Elena, después de mucho tiempo. Elena sufre una enfermedad que le afecta la memoria. Dibuja sin cesar y a través de los dibujos deshilacha recuerdos como pinceladas. La novela trenza tiempos: los del recuerdo —la relación de violencia de Elena y Marcos, la relación de violencia de Nadia y su novio— y un presente en el que, a través de la desmemoria fantástica de Elena, madre e hija se reencuentran.

    La novela narra una historia de violencia de género sin violencia física: la violencia está en la sumisión, el hostigamiento verbal, los celos, la descalificación, el aislamiento. Esta forma de violencia piscológica opera de manera oculta y produce daños pofundos y duraderos. Reconocerla es es el principio de una lenta pero maravillosa transformación de mujer-luna aplastada a mujer-luna nueva que brilla con luz propia. 




    La memoria tiene su propio lenguaje. 

    La de mamá es pura memoria desflecada. 

    Dibuja en el aire. Trenza hilos imaginarios,

    desordena el mundo. 

    Camina a tientas, sin atar cabos.  


    Las manos van y vienen sobre la hoja como si tocara un arpa. La cabeza ladeada, casi rozando el hombro, 

    mamá parece atender al sonido que hacen los trazos 

    sobre el papel. Elige los marrones, los ocres suaves, 

    los bronces. Bañada en la luz cálida de la mañana, 

    tiene algo de ángel. Un ángel flaco, 

    los omóplatos bajo el camisón son duros 

    como las aletas de un pez.  

    El hábito del miedo - Irene Klein

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    Nadia es fotógrafa. Regresa a casa de su madre, Elena, después de mucho tiempo. Elena sufre una enfermedad que le afecta la memoria. Dibuja sin cesar y a través de los dibujos deshilacha recuerdos como pinceladas. La novela trenza tiempos: los del recuerdo —la relación de violencia de Elena y Marcos, la relación de violencia de Nadia y su novio— y un presente en el que, a través de la desmemoria fantástica de Elena, madre e hija se reencuentran.

    La novela narra una historia de violencia de género sin violencia física: la violencia está en la sumisión, el hostigamiento verbal, los celos, la descalificación, el aislamiento. Esta forma de violencia piscológica opera de manera oculta y produce daños pofundos y duraderos. Reconocerla es es el principio de una lenta pero maravillosa transformación de mujer-luna aplastada a mujer-luna nueva que brilla con luz propia. 




    La memoria tiene su propio lenguaje. 

    La de mamá es pura memoria desflecada. 

    Dibuja en el aire. Trenza hilos imaginarios,

    desordena el mundo. 

    Camina a tientas, sin atar cabos.  


    Las manos van y vienen sobre la hoja como si tocara un arpa. La cabeza ladeada, casi rozando el hombro, 

    mamá parece atender al sonido que hacen los trazos 

    sobre el papel. Elige los marrones, los ocres suaves, 

    los bronces. Bañada en la luz cálida de la mañana, 

    tiene algo de ángel. Un ángel flaco, 

    los omóplatos bajo el camisón son duros 

    como las aletas de un pez.  

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